Barbie y la significación del género

Greta Gerwig en una entrevisto dijo algo como “nosotros creamos a estas muñecas y luego nos enojamos con ellas”. Esta frase me desató pensamientos intrusivos que no parecían tener fin y ahora que creo que tienen más coherencia los traigo en este post remasterizado, el cual es un diálogo con todo el discurso de internet al respecto.

Volviendo a la frase de Greta, primero,  quiero resaltar la idea de creación, pues tiene una aparición protagonica en la obra e incluso en el modo de juego que invita Barbie, asimismo, el crear nos lleva a otros caminos imprevistos que recorremos más adelante.
Por otra parte, también quiero resaltar la parte del enojo, porque Barbie, además de ser un juguete, irrumpió en la vida de muchas mujeres y también fue instrumentalizada como el ideal femenino del que DEBEMOS escapar, sin embargo, yo me enfoco aquí en el enojo desatado por la película en redes sociales. 
Otro tema que parece un poco forzado, pero trato de hilar, también menciono un poco sobre la masculinidad de Ken y como es un retrato interesante de lo que puede significar ser un hombre.

La creación de la mu(jer)ñeca

Un lugar común sobre el género es que el concepto de Mujer fue creado por los hombres. Esto nos lleva a los albores de la sociedad como la conocemos hoy, la cual esta repleta de narrativas, grandes y pequeñas que han ayudado a que ese ideal femenino (o bien género femenino) se esparza, cambie, evolucione y se refuerce. 
Los feminismos vinieron a ser ese espacio de contestación y negociación. Pues ante una agua llamada lenguaje que opera en masculino, teníamos que comenzar a cuestionarnos nuestra propia identidad y, sobre todo crearla. No somos no-hombres (el otro) ni deberíamos definirnos en relación a ellos. Esta idea se ve presente en el test Bechdel, en el male gaze, donde somos el objeto de la mirada, y en el modo que nos relacionan automáticamente a nuestras parejas o bien.
Las preguntas aparecen ¿cómo crearnos dentro de un lenguaje masculino? ¿Puede haber un lentguaje en femenino? Y entre estas preguntas, irrumpe Barbie, un nuevo ideal femenino enraizado en valores femeninos, y por tanto menospreciables: la belleza y la frivolidad, qué importa si tiene todas las carreras profesionales, solo es un objeto que refuerza la cosificación femenina ¿no?

La resignificación del género

El género es un modo de clasificar a las personas, pero no solo es un barómetro de quién eres, si no son expectativas convencionalizadas, si te sales un rayita: estas cometiendo la mayor traición a esquema de género. Tanto mujeres como hombres somos victimas de estas asociaciones, pero las mujeres podemos sentirnos más en casa con la categoría preciosa de “not like other girls”, donde activamente participamos en la menospreciación de lo femenino, donde activamente nos separamos de las mujers que deciden explotar su femeninidad y el color rosa como si no hubeiera mañana (ew, who likes pink anyway). Por suerte, eso ya ha acabado ¿no?, ahora el rosa es popular y todas vivimos felices en Barbieland (sorry tenia que hacerlo).  Es cierto que ahora que sabemos como se ha instrumentalizado lo femenino como algo negativo o de baja categoría, hemos resignificado el género de manera positiva. En mi mente, Barbie es un símbolo de esa resignificación, tanto la muñeca y la película.
Barbie es un vehículo de nuestra identidad, y por tanto, al jugar con ella: nos creabamos en y ella. Barbie podía ser lo que ella quisiera ser (un poco girlbossy, pero ese es el feminismo que vende la muñeca y el capitalismo), era una manera de desconectarnos de las expectativas patriarcales e intentarnos acercarnos a nuestra propia feminidad.

La creación identitaria de Barbie

La película de Barbie, para mí, retoma un montón de conceptos bien interesantes del feminismo. Esta esta idea del lenguaje que se hace presente en Barbieland, el mundo es femenino y por tanto, el patriacardo es inviable. Lo curioso aquí es que en teoría (luego vuelvo a esa idea), los kens parecen tomar el lugar de accesorio reservado a las mujeres en el mundo real (donde el lengauje es en masculino), después de todo, su creación fue explicitamente para fungir el papel de novio de Barbie (aunque todes sabemos que Max Steele es su verdadero novio). 
En la narrativa, Greta Gerwig toma el monomito para hacer un viaje a la identidad de Barbie, retomando la noción de crearnos en nuestros propios términos. Barbie, a pesar de vivir en este mundo perfecto, seguía cumpliendo esquemas que le fueron impuestos. Es aquí donde se intenta cuestionar el feminismo GIRLBOSS rosa, pues esta utopía se desvanece, ser todo no elimina el patriarcado ni te hará feliz en automatico. La ruptura de su burbuja rosa, termina en la crisis existencial de Barbie. En el tercer acto, Barbie deviene la herramienta para recordarnos que solo nosotras podemos crearnos a nosotras mismas. 
En este sentido, Greta al querer convertir en humana a Barbie, es una subversión a la cosificación de la mujer. Ella no quiere ser admirada, quiere crear(se). Lo que ha evolucionado en esta parte con respecto a mi análisis anterior es el hecho de que Barbie por una parte del comienzo de la película ella solo sonreía y cuando comienza a buscarse es cuando realmente reclama su voz propia (los hi barbies y eso parecía ser parte de las expectativas en ella misma).


La masculinidad de Ken

Barbieland, aunque parecía el lugar perfecto, no lo era. Y es aquí donde la película me pareció tener el objetivo de resignificar el género, bueno más bien los géneros. Ken es una pieza que merecía su propio comentario. No solo es un personaje que se roba la película, también es una buena guía sobre como el esquema de género o la mirada masculina afecta a todas las personas por igual.
Ken nunca fue del todo femenino, solo lo era cuando creía que la feminidad era cool. Sin embargo, aún mantenían características masculinas, ej., la competitivad, y el ego. (Quiero añadir que me pareció curioso que ninguna Barbie fuera competitiva, no es ni una critica, solo es un comentario y como para pensar). Esta identidad cambia radicalmente cuando entra al mundo real (o metáfora a la pubertad) y descubre que lo masculino es lo cool y es poder y muchos caballos.
Este deseo por el poder me hizo replantearme algo, y es la aprobación masculina. Normalmente, repetimos las consignas: las mujeres buscan la aprobación masculina, pero resulta y reslalta que parte de la masculinidad es ser aceptado como hombres. Este tema se trata perfectamente en Closer, etc. Si bien Barbie no era una guía para salir de la búsqueda de esa aprobación, si la retrata. 
Al mismo tiempo, algo que me pareció interesante, es que Ken necesitaba también la mirada de Barbie, porque aunque pareciera que se prioriza lo que sus pares digan de ellos, también necesitan que su pareja sea un reflejo de sus éxitos. Tener una mujer perfecta es parte de esa aprobación, que mejor manera de ser admirado por los demás hombres y por tu mujer. Es por eso que aman explicar el Padrino y cantar por horas una canción nefasta. En este punto, resalto el sacrificio que esperan ellos de sus parejas.  No es que Ken representará nunca a las mujeres en Barbieland, lo que sucede es que se nos olvida que también necesitan de la mirada femenina para sentirse suficientes. Pero en cualquier caso, todas las personas somos suficientes más allá de quienes nos validen o no.

Lecturas diversas: lo positivo  y lo criticable 

Me parece que lo mejor de la película son sus lecturas, tan diversas como las mujeres y los feninismos, aunque a veces se nos olvide que los textos son negociociones de significados. De cierta manera, cada quien tiene una interpretación única, valiosa y enriquecedora al discurso. Me ha gustado lo que ven y yo no vi, lo que no me gustó es ver que aún existe una batalla ridícula entre las que no son como las demás, y las girlies. 
Encontrar un feminismo plástico en Barbie no te hace más inteligente que quien la pasó bomba y le importa un comino que la cinta sea un lavado de cara a la muñeca. Porque no nos hagamos guaje, es evidente, como también era evidente que el feminismo sería binario, clásico y blanco. Sí, la película es genial por lo que es, un producto que puede permitirnos (re)crearnos y  revalorizar el menosprecio a lo femenino. Pero ser críticas con esta cinta no tiene que ser tampoco algo negativo, la parte divertida de la reflexión es replantearnos nuestra existencia misma. 
Por otra parte, para los hombres que se sienten menospreciados por el personaje de Ken, bueno, bienvenidos a lo que sienten muchas mujeres al ver que los personajes femeninos históricos de Oppenheimer tienen nulo desarrollo. Yo los invito a que se pregunten ¿por qué les molesta tanto? No sería intersante, replantearse lo que vive Ken para comprender porque el patriarcado tampoco es lo mejor para sus identidades.
Con esto quiero resaltar que no deberíamos enojarnos por una película, más bien podemos instrumentalizarla para reflexionar o simplemente pasar un buen rato. Cualquiera del lado que estés, recuerda las palabras de Cady Heron: “calling someone dumb, doesn’t make you any smarter”.

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