Never Rarely Sometimes Always. || Dir. Eliza Hittman

El título te embarca a verla. No sabes que esperar y eso es parte de su esencia.



Never Rarely Sometimes Always es una película independiente que está causando mucho ruido en internet. La crítica está fascinada, aunque el público no tanto... al menos de acuerdo a Rotten Tomatoes (yo nunca me fiaría de Rotten Tomatoes).

Me sumergí en ella por su impactante póster y nombre; siempre he creído en la importancia de un buen título, mismo que debería resumirla; y de alguna manera mística en esta entrega se logra Nunca es buena idea comprar una libro o película sin leer la sinopsis, pero en este caso no fue una mala elección para mí. 

Aunque quisiera no hacer la reflexión sin dar muchos spoilers, lo tendré que hacer. 





Eliza Hittman con su lente nos inmiscuye en unos días bastantes complicados para su adolescente protagonista Autumn (el début de Sidney Flanigan),  mismos días en los que ella descubre que está embarazada y decide abortar.  Al adentrarnos en su realidad comprendemos con facilidad que tener al bebé es una pésima idea y ella es consciente. 

Rebobinemos a la primera secuencia donde sabemos que Autumn es una alumna del bachillerato, al mismo tiempo que nos revelan que tiene talento para cantar en un concurso escolar de talentos. Desde ese instante notamos que no tiene una relación sana con ningún hombre, por la letra de la canción,  y lo cual todavía se hace más evidente con la reprobación de sus compañeros ante su presentación, en este instante las miradas de Autumn revelan su estado mental y su reacción a dicho rechazo. Incluso, en esas posteriores, nos dejan claro el papá  puede ser un abusador o al menos en potencia. 

Con una potente escena de ella descubriendo su vientre ante su reflejo, es como conocemos sus sospechas, ya estamos dentro del psique de la protagonista, sentimos su soledad y  sus miedos. En una familia casi violenta era absurdo traer un problema más. Solamente a su prima es a quien le confiesa su pesar, y con una disposición desde la sororidad, decide apoyarla en su decisión. A modo de Cléo de 5 a 7 de Agnès Varda, acompañamos a nuestra heroína y a su prima en su desventura a Nueva York, donde será posible poner fin a su embarazo no deseado.

La cinta parece ser  una metáfora del viaje introspectivo que emprendemos hacia el autoconocimiento. Esa travesía resulta más complicada de lo que asumían las dos primas, cada momento se opacaba más el objetivo del viaje, cada minuto tenían menos, también nos genera ansiedad y suspenso el hecho de saber lo difícil que resulta ser mujeres en una ciudad tan deshumanizada como lo es la gran manzana, todavía más peligroso cuando no tenían donde dormir. La elección de fotografía refleja la claustrofobia de las heroínas, a modo de ironía por la magnitud de la gran ciudad. Esa angustia no asfixia solamente a nuestra protagonista, traspasa la pantalla contagiándonos de ella. Esto acompañado de las miradas del personaje interpretado por  Sidney, que nos cuentan sus emociones a la perfección, la empatía resulta inevitable. 

Esta obra raya en lo documental, ya que se siente sumamente real.  Es un retrato muy fiel a lo que vivimos cotidianamente las mujeres. Todo lo que viven en la película nos recuerdan a lo que se vive día a día: la violencia de género, nada de lo que vemos en «Never Rarely Sometimes» es inverosímil. Hittman consigue con maestría transmitir crudamente la violencia de género sin recrearse en ella, muchos menos glorificarla. Durante el recorrido narrativo, la directora recurre a pocos diálogos, y los utilizados son contundentes y necesarios para que suceda el aborto. Un ejemplo es la secuencia donde se nos revela el razonamiento detrás del título, cuya razón es derrumbadora, además de traducir perfectamente la experiencia de Autumn y muchas mujeres que deciden interrumpir su embarazo. En conjunto toda la historia creada por Hittman logra compartir una gran lección: "Cualquier decisión que tomes sobre tu cuerpo está bien". 

La naturaleza contemplativa del filme y su espejo a la realidad es lo que permite la reflexión del espectador. En algunos casos, la falta de acción, puede resultar abrumadoramente aburrida. El cine actual y comercial nos da digeridos los mensajes, con esa costumbre esperamos respuestas, mismas que Hittman no contesta. Esta película no te responderá nada, porque nadie tiene derecho a esas respuestas. En conclusión la cinta se convierte en un espejo de nuestras violencias que pueden ser Nunca, raras veces, a veces, o siempre. 


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