París es nuestra.

París es arte.



Netflix puede producir tanto obras que no se ajustan al canon común, como también películas bastante simplonas. Paris es nuestro o nuestra, no encaja en la última categoría. No es simple, pero tampoco parece tener mucha coherencia.

Elisabeth Vogler no es una directora consagrada, de hecho, este sería su segundo filme, de ella sé poco, pero puedo decir que estuvo encargada de la cinematografía, algo que parece ser el corazón de la obra.

En general, puedo rescatar que me pareció una poesía acompañada con imágenes preciosas. El ritmo de la narración iba de acuerdo a como se iba desarrollando la línea del tiempo, aunque no estaba muy claro el orden cronológico, definitivamente es un historia fragmentada que se cuenta con versos, de ahí el que la relacioné con un poema.

Lo que tienen los poemas es que no tienen que ser comprendidos por todos, incluso cada quién puede encontrarle un significado distinto a la misma lectura, no obstante esta cinta parece contar el inicio y el final de una relación sentimental, el como el principio puede ser el desenlace, también como te sientes, es curioso, porque el flujo de la historia funciona como pensamos, saltamos de una idea a otra en un microsegundo.

Siempre este tipo de narrativas pueden ser alabadas o repudiadas, supongo Paris es nuestra tendrá opiniones muy dispersas, es más, hasta creo que mucha gente dirá que es maravillosa solo por hacerse la interesante, quizás yo entre ellas, pero en realidad me pareció eso, un poema. 


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